Incontinencia urinaria

La incontinencia urinaria puede afectar a población de cualquier edad.

¿Qué es?

El control voluntario de la micción o la facultad de vaciar la orina cuando la vejiga está llena y nos encontramos en el entorno adecuado es un proceso muy complejo que el ser humano comienza a adquirir a los dos o tres años de vida y que, en general, se completa entre los tres y los cinco años de edad.

Se trata de una función básica corporal que debería mantenerse intacta hasta edades avanzadas. Sin embargo, no siempre es así: algunas enfermedades o problemas de salud pueden interferir en esta función corporal y provocar pérdidas de orina involuntarias (incontinencia urinaria) que, a menudo, se producen en lugares y momentos inadecuados. Ello puede derivar, a su vez, en que la persona incontinente sufra problemas de índole higiénica o social y, en ocasiones, merma la calidad de vida de quien la padece, pues disminuye su autonomía y su autoestima.

Los principales tipos de incontinencia urinaria son:

  • Incontinencia urinaria de esfuerzo: es la más frecuente en las mujeres. El escape de orina se produce al realizar actividad física, toser, reír, tener relaciones sexuales o estornudar.
  • Incontinencia urinaria de urgencia: antes de que se produzca el escape, la persona siente un deseo de orinar muy intenso y repentino, que le resulta difícil contener.
  • Incontinencia urinaria mixta: está asociada a los esfuerzos físicos, toses, estornudos…, pero se percibe también la urgencia de orinar.
  • Enuresis nocturna: quien la padece sufre escapes involuntarios durante el sueño.
  • Incontinencia urinaria sin percepción del deseo miccional, “inconsciente” o por rebosamiento: afecta a personas que, a veces, no sienten en absoluto el deseo de orinar y que suelen llegar a necesitar el uso de compresas absorbentes.
  • Incontinencia “funcional”: sin tener problemas en el tracto urinario, quienes padecen este tipo de incontinencia puede que se vean afectados por trastornos mentales, físicos o por la toma de fármacos. Esto aumenta la frecuencia del deseo de miccionar, lo que le les impide llegar al baño a tiempo.

6 millones de españoles la sufren

En España, según datos del Observatorio de la incontinencia (ONI), más de 6 millones de personas sufren incontinencia urinaria. En Europa, se estima que la cifra asciende hasta los 36 millones. Esta enfermedad afecta a todos los grupos de población y a todas las edades, aunque aumenta con los años, por lo que es más frecuente en ancianos.

Antes de llegar a los 65 años, resulta más común en las mujeres, que principalmente sufren incontinencia urinaria de esfuerzo. No obstante, la tendencia es que, a partir de esa edad, la incidencia de la incontinencia en general, se iguale para ambos sexos.


La edad y el embarazo, entre los factores de riesgo

En las mujeres, los factores de riesgo más habituales son:

  • El embarazo
  • El parto vaginal, que puede provocar, a su vez, un prolapso (descenso o caída) de órganos pélvicos, otro factor de riesgo. Este se produce, por ejemplo, cuando la matriz (el útero) cae hacia el exterior debido al estiramiento o debilitamiento de los tejidos y estructuras que lo sostienen, aunque también puede afectar a otros órganos situados en la pelvis, como la vejiga, recto, uretra, vagina.
  • También la disminución de la producción de estrógenos característica de la menopausia puede conducir a una atrofia muscular de la zona perineal, lo que contribuye a la aparición de incontinencia, si bien la menopausia en sí misma no está considerada estrictamente un factor de riesgo, según la Asociación Europea de Urología (EAU). Curiosamente, como detalla esta fuente, los tratamientos de restitución estrogénica por vía oral en mujeres posmenopáusicas empeoran la sintomatología preexistente y contribuyen a aumentar la aparición de nuevos casos de incontinencia, por lo que este es un factor de riesgo modificable.
  • Un índice de masa corporal elevado (IMC): también es un factor modificable. La obesidad incrementa la presión sobre la zona pélvica y puede  empeorar el problema.

En los hombres aumenta el riesgo de padecer incontinencia urinaria estos aspectos:

  • Edad avanzada.
  • Infecciones.
  • Deterioro funcional y cognitivo.
  • Padecer trastornos neurológicos.
  • Haber sufrido la extracción de la próstata (una prostatectomia).

¿Cómo se trata?

El tratamiento depende del tipo de incontinencia urinaria que se padezca, así como de la edad, de las condiciones generales de salud y del  impacto de este trastorno en la calidad de vida del paciente. En el caso de la incontinencia urinaria de esfuerzo –la más frecuente en mujeres-, el objetivo principal es mejorar la calidad de vida de la afectada, aplicando diferentes medidas que ayuden a aumentar la resistencia de la uretra. Se puede conseguir de distintas maneras:

  • Rehabilitación muscular del suelo pélvico: la paciente debe realizar de manera regular ejercicios de contracción de los músculos del suelo pélvico, adaptados a su edad y características personales. Pueden ayudar, por ejemplo, los ejercicios de Kegel –que ayudan a fortalecer los músculos que rodean la uretra-, mejor si son supervisados por profesionales sanitarios para asegurar su correcta realización. También se puede usar un cono vaginal, que debe comprimirse con los músculos del suelo pélvico, si bien a veces ocasiona molestias y efectos secundarios que no lo hacen un artículo apto para su uso en todas las mujeres.
  • Medicamentos: en el caso de la incontinencia urinaria de esfuerzo, los fármacos disponibles no suelen prescribirse por dar pobres resultados y producir efectos secundarios.
  • Cirugía: existen diferentes técnicas quirúrgicas y, cuando estas fracasan, puede ser precisa, en algunos casos, la colocación de un esfínter artificial. En algunas personas con prolapso de órganos pélvicos, es necesaria una corrección conjunta de toda la zona, que puede precisar la intervención de un equipo de especialistas multidisciplinar (ginecólogos, urólogos…).

Diez consejos para prevenir y controlar la incontinencia urinaria

Como parte de un tratamiento inicial, tras la realización del diagnóstico adecuado, existen una serie de hábitos que ayudarán a las personas con incontinencia urinaria a mejorar y, en estadíos precoces, pueden ser suficientes para disfrutar de una mayor calidad de vida:

  • 1. Distribuye la ingesta de líquidos adecuadamente.
    Aunque no te conviene abusar de los líquidos, tampoco debes renunciar a ellos. Lo más recomendable es que los tomes durante la mañana y en menor cantidad por la tarde y por la noche.
  • 2. Evita las bebidas que aumentan la formación de orina.
    Entre ellas, se encuentran las que contienen alcohol, cafeína, el té y las infusiones en general.
  • 3. Toma alimentos con fibra.
    Por ejemplo, verduras, frutas y cereales integrales te ayudarán a combatir el estreñimiento, que puede empeorar la incontinencia urinaria. Al mismo tiempo, evita alimentos que puedan irritar la vejiga, como las comidas picantes o los cítricos.
  • 4. Pierde peso.
    En caso de sobrepeso u obesidad, los expertos recomiendan a las personas con incontinencia urinaria esforzarse por recuperar un peso saludable.
  • 5. Deja de fumar.
    Te ayudará a reducir los escapes de orina, porque sufrirás menos tos y, sobre todo, menos irritación de vejiga. Recuerda, además, que el tabaco aumenta el riesgo de cáncer vesical (de vejiga).
  • 6. Ve al baño con una frecuencia programada.
    Vaciar la vejiga a intervalos regulares contribuirá a reducir las pérdidas de orina.
  • 7. Lleva un diario.
    Registrar las veces que vas al baño, así como la cantidad de orina y la frecuencia de las pérdidas, puede ser de ayuda para controlar y prevenir los escapes involuntarios.
  • 8. No aguantes las ganas.
    Cuando sientas deseos de miccionar, hazle caso a tu organismo y no le hagas esperar. Te vendrá bien para reducir el posible goteo de orina.
  • 9. Prescinde de sobresfuerzos físicos.
    Por ejemplo, evita  levantar pesos excesivos,  saltar  y sustituye el running por otros deportes de menor impacto.
  • 10. Sé constante con los ejercicios de rehabilitación del suelo pélvico.
    Si quieres notar sus efectos positivos, aprende de forma adecuada y realiza con la frecuencia y regularidad que el especialista te haya indicado los ejercicios de reforzamiento de la musculatura pélvica.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.