Trasplantes

Diversos profesionales de ALCER Navarra, la Asociación para la Lucha Contra las Enfermedades Renales, explican todas las cuestiones referentes a un trasplante, desde el punto de vista médico y también del paciente trasplantado.

¿Qué es un trasplante?

Según la Organización Nacional de Trasplante (ONT), un trasplante es sustituir un órgano o tejido enfermo por otro que funcione adecuadamente. Hoy en día constituye una técnica médica muy desarrollada que logra magníficos resultados para los receptores. No obstante, necesita obligatoriamente la existencia de donantes.

Se pueden realizar trasplantes de órganos llamados “sólidos” (riñones, pulmones, corazones, hígados, etc.), de tejidos (hueso, tendón, y otras estructuras osteotendinosas, córneas, piel, válvulas cardíacas, segmentos vasculares, etc.) o de precursores hematopoyéticos (que son las células madre y se extraen de la sangre, del cordón umbilical y la placenta).


¿Qué tipos de trasplante hay?

Podemos diferenciar varios tipos de trasplantes en función del tipo de donante.

Por un lado, en la donación de cadáver:

  1. Donantes fallecidos por muertes encefálicas que provienen de accidentes de tráfico, laborales o de fallecimientos en la UCI.
  2. Donantes fallecidos por accidente cerebro vascular (ictus, etc.)
  3. Donantes en asistolia (por parada cardíaca); Maastricht II (intrahospitalaria) o Maastricht III (extra hospitalaria).

Por otro, en la donación de vivo también hay varios tipos.

  1. Donación emparentada: se da entre familiares consanguíneos o figuras análogas (cónyuge, cuñados/as, etc.).
  2. Donación no emparentada: entre personas del entorno social y laboral de la persona enferma.
  3. Donación cruzada: aquella que se da cuando entre una pareja de un donante y un receptor no hay compatibilidad y en otra pareja de donante y receptor tampoco la hay; sin embargo, el donante de una pareja es compatible con el receptor de otra y viceversa. En este caso, la donación se realiza de forma simultánea para evitar la renuncia de uno de ellos en caso de haber recibido el trasplante antes.
  4. Donación en cadena: es la situación anterior pero con más de dos parejas. También suele estar promovida por la aparición de un donante altruista que facilita la compatibilidad de más pacientes.
  5. Donación altruista: también conocida como de ‘buen samaritano’. Es aquella donación de máxima generosidad que ofrece un órgano, sin conocer al receptor, a aquella persona con la que sea más compatible.

También existe una fórmula de trasplante en la enfermedad renal, que es el trasplante anticipado: se produce en una fase avanzada de la enfermedad, pero justo antes de entrar en diálisis. Se realiza habitualmente con donantes en vida, aunque también tiene cabida entre donantes cadáver.


¿Cuáles son los más frecuentes?

La donación más habitual es la de riñón, seguida de la hepática (hígado) y la cardíaca (corazón), y también se realizan trasplantes de pulmón, intestino, páncreas o trasplantes dobles.

En el caso del trasplante renal (riñón), se pueden donar los dos riñones cuando es un donante cadáver y uno si es un donante en vida.

En el trasplante hepático de cadáver se dona el hígado al completo, y en caso de donante vivo se trasplanta una parte, ya que el hígado tiene la capacidad de regenerarse en un plazo corto, tanto en el donante como en el receptor.

En pulmón se trasplantan ambos en caso de donación de cadáver. En la donación de vivo se encuentra en fase de investigación pero es una técnica no desarrollada.


¿Quién es susceptible de ser trasplantado?

Son susceptibles de trasplante aquellas personas enfermas que sufren un daño irreversible en uno de sus órganos (hígado, corazón, pulmón, intestino, páncreas, riñón, médula,…)  y no pueden curarse con otro tipo de tratamiento médico. En estos casos, el trasplante es la única solución para evitar su muerte o para llevar una mejor calidad de vida.

En España, la donación y el trasplante se encuentran regulados por la Ley de Trasplantes, que garantiza entre otros, dos aspectos fundamentales:

  • Altruismo de la donación: nadie puede donar ni recibir un trasplante con otras intenciones o medios que no sea la solidaridad altruista.
  • Equidad en el acceso al trasplante: todos tenemos el mismo derecho y las mismas posibilidades de recibir un trasplante. Esto es así porque existe una red nacional de coordinación y trasplantes, sometida a rigurosos controles para verificar la igualdad de todos los ciudadanos.

Con  el fin de garantizar estos principios, los criterios se establecen teniendo en cuenta dos aspectos fundamentales:

  • Aspectos territoriales: permiten que los órganos generados en una determinada área puedan trasplantarse en esa misma zona, para disminuir al máximo el tiempo de isquemia (que es el tiempo máximo que puede transcurrir entre la obtención del órgano y su implante en el receptor. En corazón, la isquemia es de 4 horas, en hígado está en 8 horas y en riñón está en 24 horas).
  • Aspectos clínicos: es la compatibilidad donante/receptor (grupo sanguíneo, edad, sexo, morfología, peso, anticuerpos, etc.). Existe un criterio prioritario que está por encima de los médicos o territoriales, la llamada “urgencia 0” o cuando hay un trasplante pediátrico. Un paciente en “urgencia 0” o pediátrico tiene prioridad absoluta en todo el territorio nacional. Si no hay “urgencia 0”,  los órganos se asignan respetando los criterios médicos territoriales. El equipo de trasplante decide, dentro de su lista de espera, qué paciente es el más indicado para recibir el órgano, siguiendo los criterios clínicos.

¿Cuántos trasplantes se realizan en nuestro país?

Según los datos de la ONT, España es líder mundial en donación y trasplantes durante 28 años consecutivos. En datos, el total de trasplantes de órganos efectuados en nuestro país se elevan a 100.116. De ellos, el 3,7% son infantiles (3.689).

En cuanto a su distribución por órganos, 62.967 son renales, 23.881, hepáticos, 7.616, cardíacos, 3.824, pulmonares, 1.703, pancreáticos y 125, intestinales. A ello, se suman los más de 400.000 trasplantes de tejidos y de células realizados también en España, actividad que eleva a más de medio millón las personas que se han beneficiado del sistema español de trasplantes.

En 2015, fueron 4.769 las personas trasplantadas, con una tasa de donantes de 39,7 por millón de población (pmp) y una lista de espera mantenida de 5.552. España, con una tasa de 39,7 donantes pmp, es el país donde los ciudadanos que necesitan un trasplante tienen más posibilidades de acceder a este tipo de terapéuticas.

El tiempo medio de espera en España para recibir un trasplante varía en función de cada órgano:

  • En el caso del pulmón oscila entre 5 y 6 meses.
  • En el cardíaco, 3 meses.
  • En el hígado, entre 4 y 5 meses.
  • En el renal, entre 15 y 18 meses.
  • En el páncreas, entre 9 y 10 meses.

¿Cómo se realiza un trasplante?

Se trata de un proceso que tiene dos partes: la médica y la del paciente.

  1. La parte médica: es la menos visible por la sociedad. Desde que salta la alarma de trasplante por la aparición de un potencial donante, muchos profesionales se ponen en marcha: los médicos y enfermeras de la UCI de los hospitales; el coordinador hospitalario de trasplante, que activa el protocolo de trasplante en el hospital; el coordinador autonómico de trasplantes, que da aviso a la ONT (Organización Nacional de Trasplantes) para que centralice los datos del potencial donante en su base de datos y se busque a la persona más compatible en la provincia o comunidad donde está el donante. Todo el procedimiento está supervisado por la ONT, para garantizar la equidad e igualdad de acceso al trasplante y el cumplimiento de los criterios de altruismo (sin contraprestación de ningún tipo), voluntariedad (decisión sin presiones), universalidad (para aquella persona con quien haya mayor compatibilidad y tenga mayor urgencia) y anonimato (cumplimiento de protección de datos y garantía de que ni el receptor sabrá quién es su donante y viceversa) de las donaciones.
  2. La parte del paciente: el posible receptor acude al centro trasplantador para realizarse pruebas de compatibilidad y de estado de salud para recibir el órgano y así confirmar que  es la persona más compatible de todas las posibles receptoras. Si todas las pruebas son positivas, el siguiente paso es la operación. Los órganos tienen un tiempo máximo de isquemia, por lo que los tiempos también marcan la inmediatez de los trasplantes.

En el caso de la donación en vida, el procedimiento es ligeramente diferente, ya que el donante es sometido a una valoración general que certifique su idoneidad física y mental para el trasplante. Así, debe superar exámenes médicos, un test psicológico y una fase judicial en un proceso total que puede durar entre uno y dos meses. Mientras, al receptor también se le hacen unas pruebas rutinarias que ratifiquen las condiciones físicas y mentales para ser receptor.

En el caso de las donaciones cruzadas o en cadena, la fijación de fechas se hace con las parejas intervinientes, sin importar si están en el mismo centro o en diferentes CCAA. La extracción de los órganos se realiza simultáneamente y el trasplante es inmediato, si es en el mismo centro, o a horas similares si hay distancia entre ambos.

Son muchos los profesionales sanitarios –pueden llegar a ser más de 100 personas- que intervienen en un trasplante entre médicos, enfermeras, cirujanos, vasculares y de la especialidad del trasplante, anestesistas, inmunólogos, radiólogos, intensivistas, urgenciólogos,  equipo de enfermería, coordinadores de trasplantes, sanitarios, trasportistas, policía, etc.


¿Qué ocurre tras un trasplante?

Tras un trasplante, la vida cambia de forma radical e incluso nada más abrir los ojos después de la operación. Desde los primeros momentos, desaparece la sensación casi crónica de cansancio o fatiga que se ha arrastrado durante muchos años. Los trasplantados cardiacos y los pulmonares, por ejemplo, notan sensación de poder respirar sin agotarse y, en general, todos recuperan la sensación de volver a tener vida.

El trasplante, como la enfermedad, no afecta solo a la persona que lo padece, sino también a todo el entorno familiar, que se transforma por la segunda oportunidad de vivir. Vuelven el optimismo, las ganas de vivir y de aprovechar la vida por parte de todos.

El factor de asimilar la situación es importante para la calidad y mayor supervivencia del órgano y de la persona trasplantada. Hay casos en que este cambio de mentalidad sucede rápido, mientras necesitan más tiempo.

Así mismo, también se pasa de una dependencia de la ayuda familiar para muchas circunstancias ordinarias a una mayor autonomía de la persona en todos los ámbitos de la vida. Ese cambio produce que, muchas veces, cada miembro de la familia vuelva a tomar el rol que debe tener y no el rol de cuidador tan frecuente cuando se está a la espera de un trasplante de un órgano. En este sentido, los familiares también necesitan un periodo de adaptación y cierto apoyo psicológico, emocional y social, que normalmente no se da.

A nivel orgánico, el avance es lento, pero seguro, con la ayuda de los médicos y la colaboración de la persona trasplantada. La implantación de un cuerpo extraño en el organismo supone una batalla médica y farmacológica de mucha importancia. Es la medicación inmunosupresora la que favorece la convivencia de un órgano extraño en un cuerpo nuevo, pero también es cierto que la visión positiva añade un punto de mayor velocidad de recuperación física e incluso psicológica.

Con la inmunosupresión se pretende que las defensas del cuerpo se reduzcan a la mínima expresión para que no ataquen al nuevo órgano y produzcan un rechazo. Esa bajada de defensas implica más riesgo de infección o virus para el trasplantado, por lo que los cuidados y la higiene son primordiales. Con el paso de las semanas, tras sucesivos controles analíticos para ver el funcionamiento del nuevo órgano se llega al equilibrio tal que con un determinado nivel de inmunosupresión, el cuerpo no ataca al órgano ni el órgano rechaza el cuerpo en el que ha sido implantado. En este punto, la persona trasplantada empieza a ser consciente de las limitaciones y la mala calidad de vida que ha tenido antes del trasplante. En este momento, se recomienda el ejercicio físico adaptado al nivel de cada uno para mantener un estado de forma, haciéndolo compatible con hábitos de vida saludables.


¿Cómo afecta un trasplante a nivel psicológico?

El trasplante es el tratamiento deseado por la mayoría de los pacientes y profesionales sanitarios, pero las personas trasplantadas también presentan alteraciones psicológicas a considerar. El impacto psicológico en cada paciente depende de su edad, situación laboral, estado civil, situación física previa, o variables psicológicas como la inteligencia, personalidad, la implicación o habilidades que emplee para adaptarse a su nueva situación de trasplantado.

Este proceso de adaptación psicológica no es sencillo, y los pacientes no están exentos de percibir algunas fuentes de estrés que los predisponen a la aparición de sintomatología ansiosa y/o depresiva, debido a la presencia constante de situaciones amenazantes. De hecho, la ansiedad  elevada se encuentra fuertemente relacionada con el riesgo de la intervención quirúrgica, la evolución de los síntomas, las complicaciones físicas derivadas del trasplante (temor al rechazo), los efectos secundarios de la medicación inmunosupresora (cambios físicos) y la preocupación que generan las revisiones médicas. Además, es frecuente que la ansiedad aumente a medida que pasa el tiempo puesto que puede ir surgiendo el temor al rechazo del injerto.

Sin embargo, los resultados generales sugieren que los pacientes trasplantados tienen mejor calidad de vida y menos efectos negativos, considerando tanto indicadores físicos como psicológicos.

Cuidados tras un trasplante

Cuando un paciente se trasplanta, mejora su estado general y su calidad de vida, pero para que el trasplante dure el mayor número de años y se produzcan el menor número de complicaciones posible es necesario cuidar varios aspectos.

Recomendaciones tras el alta hospitalaria

Tras la cirugía, el paciente ingresa en la Unidad de Cuidados Intensivos durante 2-3 días y luego en planta de hospitalización durante unos pocos días más. Los cuidados son fundamentales para evitar contagios e infecciones, por lo que es recomendable visitas protegidas con mascarillas y batas, con buena higiene de manos y lavado con geles desinfectantes, así como evitar flores, plantas o animales.

Tras el alta hospitalaria, el paciente debe seguir unas pautas y recomendaciones médicas importantes para su correcta evolución y para cualquier duda, puede contactar con el médico responsable de trasplantes. Inicialmente, el control analítico y médico es frecuente y fundamental para el seguimiento de la funcionalidad del nuevo órgano. Según pasen las semanas y los meses, las consultas de control se espaciarán en el tiempo.

El médico especialista, el equipo de trasplante y profesionales de enfermería trabajan con el paciente y la familia laeducación sanitaria y los procesos de autocuidado para dar al paciente una atención integral basada en la persona y no en la enfermedad.


Importancia de la medicación

Es muy importante la adherencia a la medicación, fundamentalmente la inmunosupresora, y seguir las pautas establecidas por el médico. El paciente no debe auto medicarse por los posibles efectos adversos que podría provocar. Es conveniente durante los primeros meses llevar un control personal en un cuaderno, en cuanto a temperatura, peso en ayunas, tensión arterial y frecuencia cardíaca y cantidad de orina. Ante cualquier dolor o en procesos de fiebre, podrá tomar paracetamol, deberá evitar antiinflamatorios no esteroideos, salvo en casos excepcionales de prescripción médica.


¿Cuando puede volver a la vida normal el trasplantado?

En general, el trasplantado puede realizar una vida progresivamente normal. Al principio, debe tomar ciertasprevenciones, como no coger pesos, no estar en lugares cerrados con mucha gente, evitar el contacto con personas que padezcan procesos infecciosos… No debe conducir en un periodo de 6 meses ni estar en contacto con animales los 2-3 primeros meses; pasado ese tiempo, pude estarlo siempre que estén vacunados, desparasitados y lavándose las manos después de haberlos tocado. Para pasear al aire libre, debe protegerse la piel con fotoprotectores, gafas de sol y sombrero.

La alimentación es un capítulo importante. Desaparecen muchas restricciones de alta intensidad y la tendencia es coger peso. El paciente deberá mantener una dieta sana, equilibrada, baja en sal y evitando alimentos ricos en azúcares y grasas. El tabaco y el alcohol (excepto un vaso de vino en la comida, si no hay problemas hepáticos) deben evitarse.

En lo referente al ejercicio físico, al principio es conveniente caminar por terrenos llanos durante 60 minutos, y poco a poco puede ir practicado algún deporte, evitado los de contacto físico, ejercicios violentes o deportes de riesgo. Pasados 12 meses, la práctica del ejercicio puede ser más normal, siempre progresiva, basada en una correcta alimentación, una buena hidratación y un adecuado descanso, para ayudar a la recuperación física y funcional.

La reincorporación al trabajo se puede realizar a partir de los tres meses, pero depende de la situación de cada paciente.

En cuanto a sexualidad, se pueden tener relaciones sexuales a partir de las 6/8 semanas tras el trasplante o cuando cada el paciente se encuentre preparado.  Respecto a embarazos, se debe retrasar como mínimo un año, tanto en el caso de la mujer como del hombre, y siempre consultando al médico para que valore la medicación que toma el paciente.


¿Qué posibles complicaciones pueden darse tras un trasplante?

Las principales complicaciones son el rechazo -hiperagudo, agudo y crónico- y las infecciones.

  • Rechazo hiperagudo. Supone la pérdida inmediata del injerto trasplantado. Es bastante Infrecuente en el momento actual y en cualquier tipo de trasplante.
  • Rechazo agudo. Cuando ocurre, suele producirse entre los primeros días o los primeros meses del trasplante. Gracias a los inmunosupresores, tiene tendencia a ser más leve y de mejor pronóstico. Los síntomas y manifestaciones clínicas dependen del tipo de trasplante. Con medicación adecuada, el rechazo agudo suele ser revertido en la mayoría de casos.
  • Rechazo crónico. Ocurre en algunos pacientes varios meses o años después del trasplante. Cuando se produce, suele tener una evolución lenta y constante. El tratamiento para estos casos es el retrasplante.

En todos los tipos de rechazo la analítica es la que determina la situación del injerto trasplantado, su estado y las medidas a tomar para tratar de frenar o ralentizar su evolución.

En el caso de las infecciones, ya hemos comentado que aumenta el riesgo de contraerlas en pacientes que son sometidos a un trasplante porque su sistema inmunitario se encuentra debilitado. Este riesgo de infección varía dependiendo del momento post trasplante en que se encuentre el paciente. En general, es mayor durante los primeros 6 meses del trasplante y posteriormente se reduce de manera progresiva hasta que llega a ser similar al del resto de la población transcurrido el primer año del trasplante. Por tanto, podemos decir que las infecciones:

  • Son complicaciones frecuentes tras el trasplante.
  • Es muy importante realizar un diagnóstico precoz y un buen análisis.
  • Mediante la aplicación del tratamiento oportuno se solucionan sin dejar secuelas.

Diez consejos imprescindibles tras un trasplante

  • 1. El seguimiento médico es lo primero.
    Serán las analíticas y revisiones con los profesionales médicos las que valoren la situación y el ritmo del órgano trasplantado. Para ello, es muy positivo que el paciente y la familia tengan con el médico un trato cercano y de confianza para compartir dudas.
  • 2. Respeta las pautas médicas y la adherencia a la medicación.
    Debes seguir la medicación en los días, horas y dosis marcadas por los médicos especialistas. No hacerlo puede ser perjudicial para tu calidad de vida y la duración del nuevo órgano. Para todos los trasplantados, la toma de antiinflamatorios no esteroideos (como ibuprofeno) está prohibida por los efectos celulares que puede causar en el órgano trasplantado.
  • 3. Apuesta por el autocuidado.
    Hay que potenciar la responsabilidad del paciente en su tratamiento. No debes delegar en el médico, su entorno o en los fármacos, sino que aspectos como la toma de la medicación, la incorporación de hábitos saludables, la aparición de  situaciones anómalas y su respuesta o la decisión ante cualquier situación que afecte a su salud son tu responsabilidad ineludible y siempre puedes contar con el consejo profesional para aprender a convivir con la enfermedad.
  • 4. Vigila tu nivel de tensión arterial.
    Un factor de riesgo crucial tras un trasplante es la hipertensión, ya que puede dañar las arterias y el corazón, lo que aumenta el riesgo de sufrir problemas cardíacos. Para no alcanzar unos niveles altos de tensión arterial evita una dieta con alto contenido de sal, las concentraciones elevadas de lípidos en sangre, fumar, la obesidad y ciertos medicamentos.
  • 5. Practica ejercicio físico.
    Los pacientes trasplantados se ven favorecidos por el deporte a nivel físico porque puede prevenir problemas musculares, óseos o de lípidos que se presentan por la  inmunosupresión. A nivel emocional también hace que se encuentren mejor. Hay algunas diferencias entre trasplantados según sus órganos: quienes estrenan un nuevo corazón deben hacer ejercicio para fomentar el bombeo; los trasplantados de riñón no requieren altas intensidades en el ejercicio; y los de hígado padecen más afecciones musculares y tienen una rehabilitación más lenta.
  • 6. Controla la ingesta de alimentos.
    Después del trasplante, la mayoría de los receptores tienden a engordar por la eliminación de las restricciones alimenticias, la toma de medicación y la falta de ejercicio. Por ello, sigue una dieta sana, equilibrada y baja en sal y evita alimentos ricos en azúcares y grasas. La dieta mediterránea es el mejor modelo. Ten en cuenta el pomelo es una fruta contraindicada si tomas inmunosupresores, pues interfiere en la absorción de éstos. De hecho, por la medicación en cada trasplante pueden producirse interferencias con la absorción de algunos fármacos y algunos alimentos, lo que se traduce en un aumento del nivel de colesterol, por ejemplo. Es recomendable el seguimiento por parte de nutricionistas.
  • 7. Hidrátate correctamente.
    La hidratación es fundamental para el correcto funcionamiento de los órganos trasplantados, más aún en el trasplante renal. Un litro y medio al día te permitirá no estar deshidratado y evitar un desequilibrio en tu organismo. Las bebidas alcohólicas están en general prohibidas y los trasplantados hepáticos y cardíacos han de tener más cuidado con ellas.
  • 8. Cuida tu piel.
    Debido a que es más sensible frente al sol, evita la exposición solar entre las 10 y las 14 horas; usa siempre fotoprotector solar con SPF 30 o superior; también protector labial, sombrero y gafas de sol; no te expongas a fuentes artificiales de luz y recuerda que en los días nublados o en zonas de montaña, hierba o nieve las radiaciones solares también tienen efectos dañinos.
  • 9. Refuerza el cuidado de tu boca y la higiene general.
    El cuidado dental de rutina es importante antes y después del trasplante, ya que las infecciones en la boca pueden producir problemas médicos graves. La gingivitis es una afección que puede surgir en los pacientes trasplantados, pero se puede reducir practicando una buena higiene bucal. Como cuidados generales, lávate las manos con frecuencia, especialmente antes de cada comida y después de ir al servicio; los enseres de aseo deben ser de uso exclusivo del paciente; evita el contacto con personas que presenten signos de infección como tos, estornudos, escalofríos, diarrea o fiebre, y especialmente con niños que tengan alguna enfermedad eruptiva (sarampión, rubéola, varicela…).
  • 10. Si puedes retomar tu actividad laboral, hazlo.
    El trasplante es una patología limitante, si bien están demostrados los beneficios que la actividad laboral produce en estos pacientes. Psicológicamente normaliza la situación, pero también es cierto que no todas las personas están en condiciones de volver a trabajar. Si la persona trasplantada quiere reincorporarse, tiene derecho a ello -después de los tres primeros meses-, pero empresarialmente son personas de difícil contratación. Depende de si tienen o no reconocida una discapacidad igual o superior al 33%, su incorporación es más sencilla por los beneficios para las empresas. No obstante, hay tipos de trabajo en los que las personas trasplantadas deben tener especial precaución, como empleos con animales, de carga física o con sustancias de desecho o altamente contaminantes que pueden afectar en el funcionamiento del órgano.

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.

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