Esclerodermia

De la mano de la Asociación Española de Esclerodermia, analizamos qué es la esclerodermia, sus síntomas, qué puede causarla y su posible tratamiento.

¿Qué es la esclerodermia?

La esclerodermia es una enfermedad crónica, autoinmune, que se enmarca dentro de las enfermedades reumáticas. Sin embargo, afecta comúnmente a la piel, que llega a endurecerse (literalmente, esclerodermia significa “piel dura”), y también pueden verse afectados los órganos internos, como el corazón, los pulmones, los riñones, el estómago o los vasos sanguíneos.

El principal efecto de esta enfermedad es el crecimiento anormal del tejido conectivo y su endurecimiento y engrosamiento. Este tejido es el que da forma y estructura a los órganos del cuerpo. Por todo ello, puede ser grave para las personas afectadas, que ven mermada su calidad de vida por alguno de los síntomas que conlleva.


¿Qué tipos de esclerodermia existen?

A grandes rasgos, se identifican varios tipos de esclerodermia:

  • Esclerodermia localizada: afecta solo a la piel, aunque se puede extender a huesos, articulaciones y músculos.
  • Esclerodermia sistémica: la enfermedad afecta a órganos internos y, según la extensión menor o mayor de la piel afectada, suele distinguirse entre:
    • Esclerodermia sistémica limitada (menor afectación).
    • Esclerodermia sistémica difusa (mayor afectación).
  • Esclerodermia sin esclerodermia: la enfermedad recibe este nombre porque no hay afectación cutánea, aunque sí de órganos internos.

Como sucede en otras enfermedades autoinmunes, la esclerodermia puede aparecer junto a otras patologías o síntomas.


¿A quién afecta?

La esclerodermia afecta a tres de cada 100.000 habitantes; es decir, presenta una baja prevalencia y de ahí que forme parte de las llamadas enfermedades raras.

También resulta más frecuente en mujeres, en una proporción de cuatro a uno. Suele aparecer entre los treinta y los cincuenta años, si bien puede darse a cualquier edad.


¿Qué causa la esclerodermia?

La causa de la esclerodermia no se conoce, pero existen estudios recientes que apuntan a un origen multifactorial en el que intervienen factores genéticos y factores ambientales.

Lo que hay que tener en cuenta es que es una enfermedad autoinmune, es decir, que el propio sistema inmunitario del cuerpo es el que reacciona contra otras partes del organismo.


¿Cómo se desarrolla?

La evolución y progresión de esta enfermedad en cada paciente es muy variable. En el desarrollo general, existe alteración a tres niveles diferentes:

  • Afectación vascular: se produce un estrechamiento y endurecimiento de los vasos sanguíneos.
  • Cambios inflamatorios: se desarrolla fibrosis o endurecimiento de los tejidos y de los órganos del cuerpo como consecuencia del aumento en la producción de colágeno. También puede aparecer conectivopatía, enfermedad que afecta al tejido conectivo del organismo.
  • Alteración autoinmune: existe presencia en suero de anticuerpos (sustancias que reaccionan contra las células o proteínas del propio cuerpo).

El desarrollo de los diferentes síntomas propios de esta enfermedad viene dado por la afectación que se producto en estos tres ámbitos.


¿Cuáles son sus síntomas?

Los síntomas de la esclerodermia varían en función de cada paciente, pero hay manifestaciones generales comunes como:

  • Cansancio o falta de energía.
  • Artralgias (dolor de articulaciones) con o sin inflamación.
  • Mialgias (dolores musculares) con o sin pérdida de fuerza.
  • Hinchazón de manos.
  • Pérdida de peso.

Otros síntomas que pueden aparecer son:

  • Manifestaciones cutáneas: endurecimiento de la piel, cambios en la pigmentación, depósitos de calcio, arañas vasculares…
  • Fenómeno Raynaud: cambio de coloración de los dedos de manos y pies debido al frío o al estrés. Puede dar lugar a hinchazón de dedos, dolor y úlceras cutáneas.
  • Afectación de órganos internos como:
    • Pulmones: muy habitual, ya sea en forma de fibrosis pulmonar o hipertensión arterial.
    • Aparato digestivo: desde problemas de deglución, reflujo, ardor o estreñimiento hasta diarrea, incontinencia urinaria o pérdida de peso.
    • Corazón: puede provocar taquicardias o  arritmias, entre otras alteraciones cardíacas.
    • Riñones: suele causar hipertensión arterial y es una de las afectaciones más graves.
  • Infecciones frecuentes: dadas por la alteración del sistema inmune (neumonías, gastroenteritis, cistitis…).
  • Síntomas psiquiátricos: problemas para conciliar el sueño, depresión y trastornos de ansiedad.

¿Cómo se diagnostica?

Aunque la esclerodermia no tiene cura, en su desarrollo y tratamiento juega un papel clave el diagnóstico precoz de la enfermedad. En este sentido, el médico de familia debe estar alerta ante la aparición de tres signos de alarma:

  • Fenómeno Raynaud: cambio de coloración de dedos de manos y pies.
  • Edemas en los dedos de las manos.
  • Anticuerpos antinucleares (ANA) positivos.

Si se dan algunos de estos síntomas, el médico de familia debe derivar al paciente a un especialista reumatólogo, quien será el encargado de acometer las pertinentes pruebas diagnósticas con el fin de determinar si hay afectación de órganos internos y en qué grado.


¿Cuál es su tratamiento?

Una vez realizado el diagnóstico de la enfermedad, el tratamiento farmacológico habitual de la esclerodermia aborda las tres alteraciones fundamentales que causa. De esta manera, los grupos de fármacos empleados son:

  • Vasodilatadores: permiten mejorar el flujo sanguíneo, mejorando la circulación de la sangre.
  • Anti-fibróticos: impiden la sobreproducción de colágeno, reduciendo las lesiones características de la esclerodermia.
  • Inmunosupresores: reducen la actividad del sistema inmune cuya respuesta inmunológica está alterada por el desarrollo de la enfermedad.

Otros tratamientos son:

  • Electroestimulación percutánea de los nervios (TENS): pone su foco en reducir los síntomas gastrointestinales del paciente.
  • Terapias con células madres adultas.

En líneas generales y dado que hay muchas variaciones en el tipo y la gravedad de los síntomas, es vital que cada paciente de esclerodermia reciba una atención personalizada por parte de su profesional médico.

10 Consejos ante la esclerodermia

  • 1. Bebe agua de manera frecuente.
    Tomar unos dos litros de agua al día te ayudará no solo a mantener tu cuerpo hidratado, sino también a deglutir mejor los alimentos y a reducir los problemas gastrointestinales habituales de esta enfermedad.
  • 2. Evita las comidas abundantes.
    Intenta realizar cinco comidas al día y sigue una alimentación saludable y rica en fibra. Destierra de tu dieta las grasas, el chocolate, las bebidas gaseosas o el café, que pueden favorecer la pirosis o sensación de ardor de estómago. Con este objetivo, mastica bien la comida y evita acostarte durante las 2-3 horas después de comer.
  • 3. Presta atención a la higiene bucal.
    Extrema la limpieza de tu boca y visita periódicamente a tu dentista para prevenir los problemas derivados de las alteraciones que se producen de la saliva y de la boca seca.
  • 4. Extrema el cuidado de tu piel.
    Hidrátala diariamente y usa diariamiente fotoprotectores o cremas con protección solar para evitar la hiperpigmentación de las zonas afectadas. También debes prestar atención y cuidar las pequeñas heridas que puedan producirse.
  • 5. Abandona el tabaco.
    Aunque el tabaco es un hábito tóxico en cualquier caso, sé consciente de que la nicotina es especialmente perjudicial si sufres de esclerodermia, ya que aumenta los problemas circulatorios.
  • 6. Practica ejercicio moderado.
    Realiza deporte de manera habitual para evitar la inmovilidad de tus articulaciones. Los estiramientos musculares y los movimientos suaves te serán muy beneficiosos.
  • 7. Reduce el estrés.
    Padecer una enfermedad crónica puede ocasionarte tensión y estrés emocional. Intenta practicar técnicas de relajación y compartir tus sentimientos con familiares y amigos para sobrellevar mejor esta situación.
  • 8. Huye de las bajas temperaturas.
    Mantén tu casa a temperatura constante y, si sales, abrígate y protege tus manos. Reducirás las posibilidades de hinchazón y dolor en tus dedos.
  • 9. Duerme con la cabeza ligeramente levantada.
    El cansancio continuo es una de las manifestaciones comunes de esta enfermedad. Lleva una vida tranquila y duerme con la cabecera de la cama levantada 15 cm, con el fin de evitar que la presión del cuerpo dificulte tu respiración.
  • 10. Visita periódicamente a tu médico.
    La esclerodermia no tiene cura pero sus síntomas, variables en cada paciente, son tratables. La medicación prescrita por tu médico puede mejorar tu calidad de vida y prevenir el avance de la enfermedad.

Fuentes

Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.