Cuidador cuídate

¿Quién es el cuidador y cuál es su función?

El cuidador principal es la persona que asume la responsabilidad de cuidar y supervisar el estado de una persona mayor dependiente o de un enfermo, con el objetivo de mantener su bienestar y calidad de vida.

En España hay unos dos millones de personas dependientes, por lo que la figura del cuidador cobra una especial importancia. Además, este papel es ocupado habitualmente por alguien de la familia del enfermo, siendo en el 89% de los casos la mujer quien asume la responsabilidad del cuidado.Para realizar su función lo mejor posible, la información, preparación y planificación de los cuidadores resulta crucial, de cara a desarrollar una ayuda efectiva y adecuada a las necesidades de la persona dependiente.

Además, en situaciones de dependencia o periodos de enfermedad, no sólo se resiente la salud del paciente o la persona mayor, sino que también el familiar o persona cercana que se hace cargo del enfermo puede ver comprometido su bienestar, debido a la exigencia física y, sobre todo, psicológica que supone una situación de este tipo.


¿Cómo evoluciona la figura del cuidador?

Cuando la situación de cuidado se prolonga en el tiempo, los cuidadores experimentan cambios en las distintas facetas de su rutina y su vida. La adaptación a la nueva situación trae consigo tensiones y dificultades que se engloban en cuatro fases.

  • Fase 1: La primera reacción es no ser consciente o negar que exista una situación de dependencia, debido al miedo que ésta produce. El tiempo y el aumento de las dificultades eliminan esta negación.
  • Fase 2: A medida que el cuidador acepta la situación, comienza a buscar información sobre la enfermedad y a darse cuente de en qué medida va a afectar a la vida de su familiar y a la suya propia. Así, aparecen también sentimientos de ira, frustración o injusticia ante lo que se considera un infortunio o mala suerte. Es importante que el cuidador no guarde para sí estos sentimientos destructivos e incluso de culpa y que los exteriorice con alguien de su confianza.
  • Fase 3: El cuidador trata de buscar una normalidad o equilibro en esta nueva vida. La información y los recursos externos le ayudarán a afrontar estas responsabilidades.
  • Fase 4: Es una etapa que no todos los cuidadores experimentan. Se refiere a ese momento en que la situación se maneja mejor, en todos los sentidos, también en cuanto a las emociones de la persona que cuida. Ésta encuentra el espacio para sí mismo, y a partir de ahí planifica mejor sus funciones y su día a día.

¿Qué síntomas o señales evidencian que el cuidador no se cuida?

La persona que cuida puede verse sobrepasada por la situación y la dedicación continua al enfermo. En este momento, suelen aparecer síntomas físicos, emocionales y sociales que nos advierten de este riesgo y nos alertan de la necesidad de que el cuidador busque espacio para cuidarse también a sí mismo:Señales físicas:

  • Cansancio.
  • Falta de apetito.
  • Alteraciones del sueño.
  • Dolores musculares y palpitaciones.
  • Abandono de su aspecto físico. 

Señales psíquicas/emocionales:

  • Tristeza o sentimientos de culpa.
  • Disminución de la autoestima.
  • Cambios de humor e irritabilidad.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Pérdida de memoria. 

Señales sociales:

  • Ruptura de las relaciones con familiares y amigos.
  • Desinterés por actividades que anteriormente realizaba.
  • Soledad y sentimiento de aislamiento.

Cuidador, cuídate: consejos para ti

El cuidador también debe seguir unas pautas de actuación consigo mismo, para valorar su estado de su salud y pedir apoyo en caso de que sea necesario. Cuidarse para para cuidar es tan importante como la función que ejercen estas personas. A continuación, se resumen una serie de consejos para las personas cuidadoras:

  • 1. Mantén tus horas de sueño.
    En ocasiones, al estar tan pendientes del cuidado de otra persona, dejamos de prestar la suficiente atención a nuestro propio estado de salud. Ten en mente que tu salud debe ser lo primero, y para ello, el descanso es fundamental.
  • 2. Sigue una alimentación equilibrada.
    Siempre, pero aún más en tu situación de cuidador, en la que puedes verte sometido a momentos de presión y actividad intensas, es fundamental alimentarse bien, y respetar unos horarios establecidos que te aseguren unas comidas relajadas.
  • 3. Conoce tus límites y apuesta por la precaución.
    No te fuerces más allá de tus posibilidades y, cuando no puedas abarcar una tarea por ti mismo, solicita ayuda. Por ejemplo, a la hora de mover al enfermo, ten mucho cuidado con las posturas, para evitar lesiones propias.
  • 4. Diseña un plan de cuidados.
    Habrá momentos en los que no te sea posible llegar a todo. Para evitar la sensación de estrés, prioriza las tareas más importantes y deja las demás para más adelante. Asegúrate de que el tiempo y el esfuerzo dedicados a cada labor sean proporcionales.
  • 5. Fomenta la autonomía de la persona dependiente.
    Es importante que le animes a realizar por sí mismo aquellas tareas que todavía puede realizar, para fomentar su autoestima y su sentimiento de valía.
  • 6. Busca información sobre la enfermedad y la medicación.
    Conocer estos aspectos de la persona dependiente te ayudará a dispensarle mejores cuidados. También puedes acudir a un asesor profesional en el tema de las ayudas sociales, así como al farmacéutico o especialista en productos, soluciones y herramientas de apoyo para el cuidado (sillas de ruedas, pañales, grúas…).
  • 7. Valórate y estima todo lo que haces.
    La labor que realizas es importantísima; tenerlo presente te ayudará a encarar el día a día. Así mismo, evitar la monotonía te facilitará mantener una actitud positiva y no perder la motivación. Si te vence el desánimo, desahógate con algún amigo o familiar.
  • 8. Aprende a relajarte.
    La paciencia y la capacidad para relativizar las situaciones y tranquilizarte serán claves ante situaciones que puedan desbordarte.
  • 9. Dedica un tiempo al día a hacer algo que te guste.
    Más allá de tu labor como cuidador, debes contar con tu propio espacio. Trata de reservar unos momentos cada día para ti, y no te sientas culpable por ello. Continúa practicando aquellas actividades o aficiones que te resulten gratificantes y te ayuden a desconectar.
  • 10. Apóyate en los demás.
    Sigue en contacto con tus amigos, otros familiares o un círculo social ajeno a la persona dependiente, ya sea en persona o por teléfono. Es algo fundamental para prevenir el aislamiento y la soledad.

Fuentes

Pautas para comprender las demencias_AFAN

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.