Trombofilia

¿Qué es la coagulación?

La coagulación es un proceso esencial para la vida humana cuya función es taponar o reparar el interior de vasos sanguíneos (venas y arterias) dañados mediante la formación de un coágulo o trombo. Este proceso puede sufrir alteraciones, tanto por la propensión a formarse los trombos de forma inadecuada (las trombofilias), como por lo contrario, es decir, por no llegar a producirse esa coagulación, o hacerlo de forma ineficaz de cara a frenar un potencial sangrado.


¿Qué son las trombofilias?

El término trombofilia o trombofilias engloba un conjunto de alteraciones que aumentan la propensión a que se formen trombos, coágulos o tapones en nuestro sistema circulatorio. La formación de estos trombos se da con mucha frecuencia en los miembros inferiores, en particular en las venas de la pantorrilla. Sin embargo, también pueden aparecer en otras venas, así como en las arterias.

La formación de un trombo produce dos tipos de problemas potenciales:

  • Obstrucción al paso de la sangre y la disminución de riego más allá del lugar del “tapón”.
  • La liberación del trombo en forma de un émbolo, lo que se conoce como tromboembolismo: al separarse el trombo de la pared de la vena o arteria, empieza a circular hasta atorarse en un vaso sanguíneo más lejano.

¿A quién afecta?

Cualquier persona puede sufrir un episodio de trombosis, es decir, verse afectada por la formación de un trombo. Sin embargo, existen algunos factores de riesgo ambientales que incrementan la probabilidad significativamente:

  • Edad avanzada.
  • Obesidad.
  • Tabaquismo.
  • Inmovilización prolongada.
  • Cirugía previa.
  • Traumatismos.
  • Terapia hormonal sustitutiva o terapia hormonal utilizada en el cáncer de mama.
  • Padecer un cáncer de páncreas.
  • Toma de anticonceptivos orales.
  • El embarazo y las primeras semanas de puerperio.
  • Por otro lado, sufrir ciertas mutaciones genéticas o un síndrome llamado antifosfolípido son hechos que explican los fenómenos trombóticos de repetición, incluso sin que se presenten esos factores de riesgo ambientales mencionados. En estas situaciones, puede ser útil conocer los antecedentes familiares sobre ese problema o sobre abortos repetitivos, para iniciar los estudios precisos.
  • Por último, las personas que presentan una mutación genética reconocida de trombofilia sufren todavía un riesgo más alto de un episodio trombótico si presentan también alguno de los factores de riesgo ambientales.

¿Qué causa la trombofilia?

Podemos hablar de diferentes orígenes en la formación de trombos:

  • Existen determinadas alteraciones genéticas (mutaciones) en proteínas claves para que ese proceso de coagulación sea correcto (ni excesivo, ni deficitario). Esas alteraciones generan una tendencia inadecuada a producir trombos en el interior de los vasos sanguíneos, que tienden a crecer y obstruir el paso de la sangre.
  • Factores ambientales que al facilitar que la circulación de la sangre en las venas sea más lenta favorecen que se produzca una coagulación inadecuada. Estos factores son: la obesidad, la inmovilización prolongada, la cirugía y, en general los problemas o los fármacos que dificultan el retorno venoso.
  • Ciertas enfermedades autoinmunes en las que el propio organismo produce anticuerpos contra una estructura normal de nuestras células (los fosfolípidos). Algunas de estas patologías son el lupus eritematoso sistémico u otras con una base inflamatoria como la enfermedad inflamatoria intestinal, o determinas infecciones y cánceres.

¿Cómo se detecta la trombofilia o qué síntomas produce?

La formación de un trombo en las venas de las piernas da lugar a un cuadro relativamente fácil de reconocer, denominado trombosis venosa profunda de la vena afectada y que se manifiesta con estos signos:

  • Malestar general que aparece de forma brusca.
  • Inflamación, enrojecimiento y dolor en la zona afectada.
  • Calor a la palpación.

Sin embargo, otras trombosis venosas profundas en otras zonas u extremidades del organismo pueden pasar inadvertidas o bien no diagnosticarse.


¿Qué complicaciones puede tener?

Uno de los mayores riesgos de la trombosis venosa profunda no detectada a tiempo es la liberación del trombo hacia el sistema venoso y su circulación hasta encontrar un vaso sanguíneo más pequeño en el que quede atorado.

  • Si sucede, por ejemplo en los vasos pulmonares, desencadena el llamado tromboembolismo pulmonar, un trastorno grave que puede comprometer la vida, al interrumpir el flujo sanguíneo a una o varias partes de los pulmones. Para detectar este tipo de tromboembolismo, existen algunas señales de alarma que pueden alertarnos, como si, tras una lesión en las pantorrillas, aparece dolor en el pecho, falta de aire, dificultades respirar o tos con sangre.
  • Los trombos también pueden formarse en las arterias, es decir los vasos sanguíneos que salen del corazón y se dirigen a órganos básicos para nuestro funcionamiento, como el propio corazón (arterias coronarias) o el cerebro (arterias cerebrales). La formación de un trombo en una arteria puede producir la obstrucción del paso de sangre y la muerte del tejido que se queda sin recibirla. Cuando esto se da en el cerebro se denomina infarto agudo de miocardio y cuando ocurre en el cerebro, un accidente cerebrovascular isquémico. Esta situación puede tener lugar en otros órganos del cuerpo, aunque estos son los más frecuentes y significativos.
  • Durante el embarazo, hay que tener en cuenta que los vasos sanguíneos placentarios son imprescindibles para que el embrión siga vivo. Por tanto, un fenómeno trombótico en la circulación placentaria puede originar el aborto. Además, con la gestación más avanzada, la aparición de fenómenos trombóticos puede conllevar otras complicaciones importantes, como preeclampsia, o tener influencia en el desarrollo y peso del bebé.

¿Se puede tratar la trombofilia? 

En función de la localización, gravedad y potenciales complicaciones de una trombosis o un tromboembolismo, existen distintos tratamientos:

  • Anticoagulantes, heparina o fármacos específicos: son fármacos dirigidos a“fluidificar” el coágulo y el paso de la sangre, por lo que disolverían el trombo.
  • Técnicas de cirugía vascular o cateterismos: buscan eliminar el trombo físicamente siempre que se a factible por su tamaño y lugar donde esté localizado.

10 Consejos para evitar la trombofilia

La piel tiene memoria y los efectos nocivos del sol se acumulan con el tiempo. Cuidarla bien hoy significa salud para mañana. Siguiendo unas sencillas pautas, podrás protegerla adecuadamente.

  • 1. Infórmate y conoce tus antecedentes familiares y genéticos. 
    Si tu intención es comenzar a utilizar medicamentos anticonceptivos orales, es preciso que conozcas tu historia familiar y si ha habido problemas de coagulación previos. Incluso puede ser interesante, si tu médico lo recomienda, realizarte un estudio genético, para saber si existe alguna mutación causante de trombofilia o establecer tu vulnerabilidad al desarrollo de trombos, con el fin de evitar la toma de estos fármacos.
  • 2. Chequea tu salud si estás pensando en quedarte embarazada.
    De cara a un posible embarazo, es importante conocer si presentas algunas de las mutaciones típicas de la trombofilia, así como si existe un tipo especial de enfermedad autoinmune o inflamatoria. También debes saber si, por otras causas, tomas fármacos que pueden originar el denominado síndrome antifosfolípido, una causa frecuente de abortos repetidos.
  • 3. Conoce los riesgos de la medicación hormonal.
    Si recibes tratamiento hormonal para el cáncer de mama o tratamientos hormonales sustitutivos para la menopausia, debes conocer que existe más riesgo de sufrir trombosis venosa profunda. Infórmate de los síntomas que la delatan para buscar su detección precoz y tratamiento adecuado.
  • 4. Toma precauciones tras una operación.
    Toda situación de reposo prolongado en cama tras una cirugía o por otras causas, debe acompañarse de medidas que eviten la formación de trombos, como puede ser la administración de heparina u otros fármacos anticoagulantes.
  • 5. No permanezcas mucho tiempo sin moverte.
    Siempre es recomendable evitar la inmovilidad prolongada en caso de viajes o jornadas de trabajo, pero aún lo es más si presentas trombofilia o trastornos en la coagulación.
  • 6. Consulta a tu farmacéutico sobre soluciones que mejoren el retorno venoso.
    Pregunta a tu farmacéutico sobre medias de compresión en piernas, ya que pueden ser de gran utilidad para mejorar el retorno venoso, especialmente si sueles pasar muchas horas de pie, o en personas que, por cirugía o inmovilización, presentan más riesgo de formación de trombos.
  • 7. Controla tu peso.
    La obesidad es un factor de riesgo de este problema, por lo que es recomendable que te mantengas en un peso adecuado a tus características físicas.
  • 8. No fumes.
    Evita el consumo de tabaco porque se asocia con mayores problemas de formación de trombos y con las posibles complicaciones directas e indirectas de ellos.
  • 9. Vigila los posibles golpes en las piernas.
    Presta atención si has sufrido recientemente alguna lesión traumática en las piernas (especialmente en las pantorrillas), ya que pueden iniciar la formación de un trombo, especialmente en personas con factores de riesgo como edad avanzada o sobrepeso.
  • 10. Ante la mínima señal de alarma, acude a tu médico.
    Si padeces trombofilia, así como si presentas factores de riesgo para la formación de trombos, consulta urgentemente a tu médico en caso de que tras una inflamación en la pierna (con sensación de malestar, color rojizo, aumento de tamaño y calor al palpar la zona) desarrollas dolor torácico, falta de respiración o síntomas similares a la ansiedad. Puede tratarse de un tromboembolismo pulmonar y su identificación precoz es muy importante.