Polimedicación

¿Qué es la polimedicación?

La polimedicación es el tratamiento con varios fármacos de manera simultánea durante un periodo determinado de tiempo. Muchas personas, sobre todo las de edad avanzada, toman cada día cinco o más medicamentos. Cuando el consumo de varios fármacos se realiza de manera simultánea durante un período determinado de tiempo, se considera, desde un punto de vista cuantitativo, que son pacientes polimedicados, sea cual sea la vía de aplicación de dicha medicación (oral, parenteral, inhalada…).

De forma complementaria y atendiendo a una perspectiva cualitativa, si todos estos medicamentos se usan con indicación clínica, se considera que la polimedicación es adecuada. En este caso, no resulta necesario reducir el número de fármacos, aunque sí lo es mejorar la adecuación terapéutica. Es decir, se debe revisar si los criterios que determinan qué fármaco es el más eficaz y seguro para un paciente en situación ideal se adaptan al paciente real.

En cambio, si alguno de los medicamentos que forman parte del tratamiento no está indicado clínicamente, se considera que la polimedicación no es adecuada. Esta situación entraña diversos riesgos para el paciente, por lo que sí se deben tomar medidas para paliarla, reduciendo al máximo posible el número de fármacos que no sean apropiados.

Hablamos del término pseudopolimedicación en caso de que en el historial clínico de una persona aparezcan más fármacos de los que realmente toma. En ese caso lo adecuado será actualizar correctamente los registros.

Como veremos más adelante, la coordinación entre los profesionales del sistema sanitario resulta imprescindible para conseguir una polimedicación adecuada.


¿Cuál es el perfil del paciente polimedicado?

Existen dos tipos de paciente polimedicado. Uno de ellos es una persona con una sola enfermedad cuyo tratamiento requiere de varios fármacos, como es el caso, por ejemplo, de las personas seropositivas o con esquizofrenia. El otro perfil, probablemente el más frecuente, es el de la persona, por lo general, mayor, que padece a la vez dos o más patologías, precisando para el tratamiento de cada una de ellas uno o más medicamentos. Por ejemplo, alguien que tiene diabetes, hipertensión y artrosis.

Se usa el término de paciente polimedicado frágil para denominar a las personas que toman cinco o más medicamentos sin disponer de los recursos físicos, psíquicos, sociales o del propio sistema sanitario necesarios para evitar los riesgos y consecuencias de la polimedicación.


¿Qué factores influyen en la polimedicación?

Sobre todo, la polimedicación es un fenómeno que aumenta conforme avanza la edad del paciente.  Si hablamos de los factores que han llevado al actual grado de polimedicación de nuestra sociedad son muy diversos. Por ejemplo, la coexistencia de diversas enfermedades crónicas, la mayor esperanza de la vida y la tendencia a la sobremedicalización. Los expertos hablan de varios factores que influyen en la polimedicación:

  • Factores del paciente. Son los aspectos físicos, psicológicos, familiares y sociales del paciente. Entre los aspectos físicos, podemos mencionar la edad (según datos publicados en un artículo, la prevalencia de la polimedicación entre la población de más de 65 años no institucionalizada en nuestro país es del 49,6%), el sexo (ser mujer), consumir determinados fármacos (ansiolíticos, sedantes, antidepresivos, analgésicos, inhibidores de plaquetas o espasmolíticos) y la morbilidad asociada (padecer tres o más enfermedades crónicas o sufrir enfermedades respiratorias, hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, diabetes y síntomas digestivos…). Los factores psicológicos, como la depresión o tener una autopercepción pobre de la salud, también influyen en la polimedicación, así como los factores familiares y sociales como por ejemplo, que el paciente sufra precariedad económica, tenga un nivel educativo bajo, viva en soledad, en situación de dependencia física o habite en zonas rurales.
  • Factores del sistema sanitario. Incluyen elcontacto que ha mantenido el paciente con los servicios sanitarios en los últimos tres meses, los ingresos hospitalarios previos, si ha sido atendido en interconsultas entre especialistas, por diferentes prescriptores o en múltiples farmacias, o que existan discrepancias entre pacientes y facultativos acerca de los fármacos que viene tomando (historial fármaco-terapéutico).

¿La polimedicación tiene riesgos para la salud?

Como confirman diferentes estudios, son numerosos los perjuicios que provoca la polimedicación en diversos ámbitos, que van desde la salud del propio paciente a la sociedad en general.

Por una parte, la polimedicación aumenta la morbilidad del paciente anciano, así como la frecuencia de las hospitalizaciones y la duración de las estancias, el riesgo de caídas y la mortalidad. También empeora su calidad de vida y su capacidad funcional y cognitiva.

Por la otra, la polimedicación reduce la adherencia al tratamiento, que es menor conforme más medicamentos toma el paciente. Es decir, muchas de las personas polimedicadas no cumplen el tratamiento correctamente. Por ejemplo, no respetar las dosis indicadas o usar fármacos no adecuados son algunos de los errores más típicos.

Muchas personas polimedicadas no cumplen el tratamiento correctamente.

También los efectos adversos graves y las interacciones entre medicamentos aumentan conforme lo hace el número de fármacos prescritos: de acuerdo al estudio APEAS (Estudio sobre la seguridad de los pacientes en atención primaria de salud), el 48,2% de los efectos adversos ligados a la asistencia sanitaria en Atención Primaria están causados por la medicación y más de la mitad eran prevenibles.

Al mismo tiempo, a veces, no se llegan a tratar enfermedades que podrían curarse con los fármacos adecuados. Y, lógicamente, también es mayor el gasto farmacéutico y el consumo de recursos.


¿Qué medidas se pueden poner en marcha para lograr una polimedicación adecuada?

Por todo ello, como decíamos al comienzo de este texto, es necesaria una intervención coordinada por parte de los profesionales sanitarios implicados, los cuales han de actuar y cooperar con el fin de que mejore la adecuación terapéutica al tratamiento por parte de los pacientes. Aunque es el médico de familia quien habitualmente coordina y controla el conjunto de medicamentos que usa su paciente, también los especialistas han de valorar, antes de prescribir, la necesidad del fármaco en cuestión, así como su eficacia y posibles efectos adversos. Por otra parte, ninguno de estos profesionales sanitarios ha de olvidar que, con frecuencia, el paciente no es capaz de informar correctamente sobre otros fármacos que está tomando, lo que lleva fácilmente a la polimedicación.

En el caso de falta de adherencia, es necesario analizar qué factores llevan a la persona medicada a incumplir el tratamiento: despistes o fallos de memoria, escaso o nulo apoyo social o familiar, poca destreza con las manos, insuficiente agudeza visual o problemas para oír bien, falta de conciencia sobre la propia enfermedad, etc. Por ello, es crucial informar bien al paciente o a su cuidador del uso correcto del medicamento y de sus posibles efectos adversos.

En este sentido, el profesional farmacéutico puede ofrecer servicios personalizados de dosificación de medicamentos (SPD), con los que ayudar a los pacientes polimedicados y sus cuidadores a preparar y mejorar la organización de las tomas de fármacos, a través de blísteres semanales.

Los profesionales sanitarios también han de aprender y aplicar estrategias de de-prescripción, término con el que se conoce el proceso de suspender, tomando siempre las debidas precauciones (con el acuerdo del paciente y/o sus cuidadores, y realizando el oportuno seguimiento) algunos de los fármacos inadecuados que acumula el tratamiento del paciente polimedicado. Diversos estudios sugieren que, cuando se interviene para revisar los tratamientos, la mortalidad, las visitas a urgencias, los ingresos hospitalarios y el gasto farmacéutico podrían modificarse.

Por otra parte, conseguir una reducción de los efectos adversos e interacciones entre fármacos, un mejor cumplimiento de los tratamientos y una mejora en la calidad de vida hacen que los esfuerzos para mejorar y lograr una polimedicación adecuada hayan de encaminarse por esta vía.


Recomendaciones para pacientes polimedicados

  • 1. Consulta a tu médico y sigue fielmente sus instrucciones para tu tratamiento.
    Infórmate acerca de para qué sirven los fármacos que tomas, las dosis, forma de administración, horarios, conservación e interacciones posibles con otros fármacos. De esta manera, podrás cumplir el tratamiento correctamente, aumentar su eficacia y minimizar los efectos adversos.
  • 2. Evita la automedicación.
    Si tienes algún nuevo problema de salud -un catarro, estreñimiento, dolores de cualquier tipo, etc.-, acude a tu médico, en vez de optar por automedicarte. Solo él sabrá qué tratamiento es más adecuado para ti, ya que conoce las posibles interacciones con fármacos que ya estés tomando.
  • 3. Pide ayuda, si la necesitas.
    Si tienes dificultades para tomar o tragar los medicamentos o te resulta difícil recordar cuándo debes tomarlos, no dudes en pedir a tus familiares o cuidadores que te ayuden.
  • 4. Utiliza estrategias para recordar cuándo tomar tus medicinas.
    Ten siempre a mano la lista de los medicamentos que has de ingerir y de cuándo debes hacerlo. Por ejemplo, puedes ponerla en la puerta de la nevera. Así mismo, usa dispensadores o pastilleros diarios o semanales con espacios diferentes para cada día, de manera que siempre tengas organizadas los comprimidos que has de tomar en cada desayuno, comida y cena.
  • 5. Informa a los especialistas sobre los medicamentos que tomas.
    Cada vez que acudas a un médico diferente al habitual, lleva contigo la lista de los tratamientos que ya usas. De esta manera, podrá tener en cuenta las posibles interacciones con los que necesite prescribirte.
  • 6. No guardes los fármacos que ya no necesitas.
    Llévalos a la farmacia para desecharlos con el fin de evitar posibles equivocaciones si, por ejemplo, el doctor te ha cambiado el tratamiento.
  • 7. Acude a la farmacia para conocer servicios personalizados de dosificación de medicamentos (SPD).
    El farmacéutico es el profesional sanitario que puede ayudar a los pacientes polimedicados y sus cuidadores a mejorar la organización de las tomas de medicamentos, a través de servicios y dispositivos pensados para preparar los blísteres semanales y realizar un seguimiento exhaustivo del tratamiento, así como resolver dudas, detectar errores, efectos adversos, duplicidades o interacciones.
  • 8. Consulta a tu médico acerca de posibles nuevos síntomas que puedas sufrir.
    También, si aquellos que estaban controlados vuelven a aparecer, pues puede ser necesaria la revisión de tu tratamiento farmacológico. En todo caso, acude a los controles regulares que el médico te indique.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.