Piel intolerante

¿Qué es una piel intolerante?

No se trata de una patología como tal, pero la piel intolerante es aquella que reacciona desproporcionadamente ante agentes externos (frío, calor, polución…), productos cosméticos o de higiene o medicamentos o internos.

La piel intolerante es sensible por naturaleza y tiende a irritarse con más facilidad que una piel normal, ya que tiene una estructura frágil. Es más vulnerable a los ataques externos y  en ella aparecen síntomas como irritabilidad, sensación de incomodidad, tirantez, picores y ardor con una intensidad variable, que pueden convertirse en permanentes e insoportables.


¿Quién tiene piel intolerante?

Puesto que la piel intolerante no está establecida como patología o entidad clínica, y es más bien un concepto cosmético, es difícil cuantificar cuánta gente tiene este tipo de piel. Sin embargo, se sabe que la prevalencia de este problema en España es muy elevada: unos 11 millones de españoles -el 35,4% de las mujeres y el 27,9% de los hombres- declaran tener la “piel intolerante” o “muy intolerante”, según datos del estudio publicado por la  Academia Europea de Dermatología y Venereología (AEDV).


¿Existe diferentes grados de piel intolerante?

Según los especialistas, existen diversos grados o tipos de intolerancia, aunque en general, la intolerancia en la piel puede ser:

  • Adquirida. A lo largo de los años, pieles normales se van volviendo cada vez más frágiles debido a factores exógenos como el afeitado, las condiciones climatológicas o tratamientos cosméticos y quirúrgicos como el láser o el peeling.
  • Patológica. Se desconoce si una piel intolerante evoluciona con el tiempo a dermatitis alérgica, dermatitis atópica u otras dermatitis. La predisposición genética hace que la piel sea especialmente sensible a los alérgenos medioambientales, que normalmente son bien tolerados por el resto de la población.

Afecciones como la rosácea, el acné, la psoriasis y la atopia están relacionadas con la intolerancia patológica de la piel. Todos estos casos se consideran ya una enfermedad propia de la piel y hay que realizar tanto un tratamiento higiénico cosmético y terapéutico diferente.


¿Por qué se produce?

La piel intolerante se produce en primer lugar por una alteración en el manto hidrolipídico o Natual Misturing Factor, primer escudo protector de la piel. Este “escudo” se compone de la flora o microbiota cutánea la piel y una capa de agua y grasa. La microbiota cutánea o flora saprófita es el conjunto de microorganismos beneficiosos para la piel. Si este se altera da lugar a la proliferación de patógenos que provocan diferentes infecciones en la piel. Por otro lado, el manto hidrolipídico es una combinación de lípidos y sustancias acuosas procedentes del sudor, que impide la evaporación del agua de nuestra piel. La piel intolerante no presenta un escudo compacto, sino una barrera cutánea deficiente y permeable, que permite que agentes externos la irriten con facilidad. Cuando este escudo protector está alterado, se produce la evaporación del  agua de la piel, lo que contribuye a que se deshidrate y seque con facilidad, produciendo diferentes molestias.


¿Qué síntomas presenta?

Los síntomas (sensaciones del paciente) son principalmente subjetivos: se sienten pero no se ven; pero el signo fundamental que se aprecia externamente es un ligero enrojecimiento transitorio. En la mayoría de los casos también suele hablarse de picor, escozor o tirantez como otras molestias típicas en este tipo de piel. No obstante, si los síntomas son marcados y persistentes, puede que la piel no sea intolerante, sino alérgica a determinadas sustancias, lo que requiere valoración dermatológica y pruebas concretas. De hecho, una piel intolerante pasa a ser una enfermedad cuando estas sensaciones no solo se sienten sino que además se ven, y aparece enrojecimiento, inflamación o descamación.


¿Cómo se diagnostica la piel intolerante?

Dado que no existe ninguna prueba específica para diagnosticar ni marcadores que confirmen el diagnóstico clínico, la observación y la historia clínica son fundamentales. Esta debe incluir los factores que mejoran o empeoran los síntomas.


¿Cómo se trata una piel intolerante?

Normalmente, este problema no requiere valoración por parte de un dermatólogo y directamente el farmacéutico o médico de cabecera nos puede realizar unas recomendaciones generales que detallamos en el apartado de Cinfaconsejos.

10 consejos para tratar la piel intolerante

  • 1. No te excedas con la higiene.
    La piel intolerante puede sufrir en exceso si la limpiamos demasiado o con productos muy irritantes. Por supuesto, evita los productos abrasivos.
  • 2. Limpieza específica.
    Utiliza limpiadores específicos para pieles intolerantes, basados en ingredientes suaves ya que tu piel es muy sensible.
  • 3. Sin perfume.
    A la hora de comprar productos cosméticos, mira bien que no contengan perfume y que sean hipoalergénicos.
  • 4. Con garantía dermatológica.
    Y también opta siempre por hacerte con cosméticos testados por dermatólogos en pieles sensibles y reactivas.
  • 5. Busca la calma para tu piel. 
    También es importante que los tratamientos que apliques sobre tu piel cuenten en su composición con ingredientes emolientes y calmantes, como el aloe vera que alivien la sensación de picor o tirantez.
  • 6. Cuidado al desmaquillarte. 
    Para retirar el maquillaje del rostro al final del día, opta por un bálsamo limpiador desmaquillante, específico para tu tipo de piel.
  • 7. Protégete del sol todo el año.
    Usa diariamente, tanto en verano como en invierno, productos cosméticos con filtros solares con un factor mínimo de 30, con el fin de no estropear aún más la barrera cutánea.
  • 8. Evita los peelings.
    No te realices tratamientos de peelings porque pueden irritar aún más las pieles intolerantes, y tampoco uses cosméticos de efecto peeling leve (AHA, queratolíticos, ácido salicílico, vitamina C).
  • 9. Consulta a tu médico.
    Si ves que la incomodidad de tu piel persiste, se hace insoportable o te aparecen manchas rojas en la piel consulta con tu médico.
  • 10. Los productos, mejor en la farmacia.
    Acude a tu farmacia habitual para que el profesional farmacéutico te recomiende productos específicos para este tipo de piel y que contengan todas las características y requisitos anteriores.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.