Menopausia

¿Qué es la menopausia?

La menopausia es un proceso fisiológico normal en la vida de la mujer que implica la desaparición definitiva de la menstruación durante 12 meses consecutivos y sin una enfermedad que la provoque. Suele producirse en torno a los 45-50 años de edad, aunque los antecedentes familiares y hereditarios son factores que influyen en el inicio de una etapa de la vida que se conoce como climaterio.


Fases de la menopausia

La menopausia no sucede de un día para otro. Consiste en una paulatina disminución de la función ovárica y de los niveles de estrógenos. Esta transición, conocida como climaterio, suele darse en tres fases: premenopausia, menopausia y postmenopausia.

  • Premenopausia: la transición del periodo reproductivo al no reproductivo en la vida de la mujer se inicia entre unos 2 y 8 años antes del cese definitivo de las menstruaciones. Este periodo de transición, conocido como premenopausia, se caracteriza por menstruaciones más irregulares y ciclos que pueden reducirse a 25, 23 o incluso 21 días, siendo las reglas más largas y abundantes.
  • Menopausia: La menopausia es un proceso fisiológico normal en la vida de la mujer que implica la desaparición definitiva de la menstruación durante 12 meses consecutivos y sin una enfermedad que la provoque. En España, suele producirse en torno a los 50 años de edad.
  • Posmenopausia: es la fase posterior a la menopausia, en la que los síntomas más agudos se suavizan en la mayoría de los casos. No obstante, el menor nivel de estrógenos incrementa el riesgo de sufrir distintas enfermedades como dolencias cardiovasculares u osteoporósis.

¿Cuáles son sus síntomas?

Según la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), se estima que hasta el 75% de las mujeres en torno a los 45-50 años de edad experimentan uno o más de los síntomas de carácter agudo asociados a los cambios hormonales experimentados durante esta etapa. La mayoría de ellos perdura sólo durante un tiempo, como es el caso de los sofocos o la sudoración nocturna. Aunque no suponen una amenaza para la salud, pueden resultar molestos y, en algunos casos, afectar enormemente a la calidad de vida, limitando la actividad normal del día a día. La aparición de esos síntomas puede tener lugar en tres etapas:

  • A corto plazo: fragilidad emocional, sudoración, sofocos, irritabilidad, palpitaciones, nerviosismo y tendencia a la obesidad.
  • A medio plazo: cambios que afectan la musculatura, la piel y el aparato genitourinario.
  • A largo plazo: osteoporosis y aumento del riesgo cardiovascular.

¿Qué son los sofocos?

Los sofocos constituyen la manifestación clínica más característica de la menopausia y el principal motivo de consulta médica y farmacéutica de la mujer durante esta etapa. Comienzan en la premenopausia y desaparecen de forma gradual con los años; sus síntomas tienen una duración de entre 5 meses y 6 años. Estos sofocos aparecen como explosiones bruscas de calor (cara, cuello y tórax), seguidas de sudores, con posterior descenso de la temperatura corporal y aceleración transitoria la frecuencia cardiaca. Son más frecuentes por la noche, de forma que interrumpen el sueño, y pueden durar de 30 segundos a 2-4 minutos. Afectan a la calidad de vida de la mujer, repercutiendo en su entorno social, laboral y en su esfera afectiva.


¿Qué otros problemas se asocian a la menopausia?

  • Retención de líquidos: es uno de los problemas más característicos de la menopausia y consiste en la acumulación de agua en el organismo. Sus principales síntomas son hinchazón de piernas, tobillos y abdomen; aumento de peso; sensación de pesadez y bolsas en los ojos. Hay alimentos que la favorecen, por lo que debemos evitarlos. La mantequilla, el tocino, el embutido, los productos de bollería o las palomitas contienen grasas saturadas que hacen que la sangre sea menos líquida y que aumentemos de peso. Por el contrario, las frutas, verduras, legumbres y hortalizas contienen potasio, una sustancia que ayuda a eliminar los líquidos a través del riñón, por lo que éstas sí resultan recomendables.
  • Los cambios hormonales propios de la menopausia también conducen a un envejecimiento acelerado de la piel, debido a una pérdida de su grosor y a una reducción extrema del colágeno (puede disminuir hasta un 30%). Se pierde firmeza y aparece flacidez -sobre todo en los contornos del rostro-, surgen más arrugas y más marcadas, y aparece sequedad intensa. Como recomendaciones para influir en los factores externos que acentúan este problema, debemos evitar la sal, el tabaco y el estrés para disminuir los radicales libres que dañan la piel; tomar más cereales, pan arroz y pasta, porque otorgan brillo y energía; incorporar grasas insaturadas a la dieta, ya que con su aporte de micronutrientes la piel se encontrará más fina y tersa; y comer tres piezas de fruta al día, mejor frescas y enteras. Así mismo, no hay que olvidar limpiar e hidratar la piel diariamente y, muy importante, tomar el sol con precaución. Es suficiente con exponer el rostro y los brazos unos 15 minutos al día.

¿Cuál es el tratamiento más adecuado?

Existen diversos tratamientos dirigidos a mejorar la calidad de vida de la mujer en esta etapa. El más común es la terapia hormonal sustitutiva, que consiste en la administración farmacológica de hormonas que intentan suplir la pérdida de estrógenos durante la menopausia. Otra opción también farmacológica son los SERM, unas sustancias que, sin ser hormonas ni derivados hormonales, actúan de forma similar a los estrógenos, pero únicamente en ciertos órganos. Aunque en líneas generales estos tratamientos son seguros, aún suscitan muchas resistencias entre las mujeres españolas, que siguen prefiriendo alternativas naturales que no tengan efectos secundarios de consideración.

Diez consejos para convivir con la menopausia

A continuación, proponemos una serie de recomendaciones que las mujeres pueden incorporar en su día a día para reducir los síntomas de la menopausia y favorecer su salud.

  • 1. Fomenta la autoestima.
    Es importante que afrontes este momento con una actitud positiva, viendo que esta nueva etapa de tu vida puedes aprovecharla para llenarte de vitalidad y experiencia, dedicándote más tiempo a tí misma y desarrollando aficiones.
  • 2. Haz ejercicio físico moderado y regular.
    La actividad física es importante para conseguir beneficios cardiovasculares y retrasar la aparición de trastornos, y ayuda a mantener la fuerza del músculo y a evitar caídas. Puedes superar el sedentarismo caminando entre media hora y una hora diaria o con otro tipo de actividades aeróbicas como el baile, la gimnasia, y de acuerdo a tus posibilidades reales.
  • 3. Ten hábitos alimenticios saludables.
    En esta época de la vida existe una tendencia al aumento de peso y a la aparición de hipertensión arterial, colesterol alto y otras dolencias. Es preciso que reduzcas el consumo de grasas y azúcares, y aumentes el consumo de frutas, verduras y cereales y de productos que contengan calcio, como los lácteos. Además, la vitamina D es crucial para fortalecer los huesos y evitar problemas de osteoporosis.
  • 4. Modera el consumo de alcohol y café y otros estimulantes perjudiciales.
    Más de dos o tres tazas de café diarias o más de dos vasos de vino al día no son recomendables.
  • 5. Reduce la sal en las comidas.
    La sal incrementa la tensión, por lo que no debes abusar de ella. Puedes sustituirla por apio o hierbas aromáticas para no restar sabor a las comidas.
  • 6. Huye del tabaco.
    El tabaco puede adelantar el comienzo de la menopausia, por lo que hay que evitar fumar y, en la medida de los posible, ser fumadora pasiva.
  • 7. Realiza controles periódicos de tensión arterial, colesterol y glucosa.
    Para detectar a tiempo cualquier irregularidad al respecto.
  • 8. Acude a las revisiones ginecológicas.
    Para evitar los problemas típicos de esta etapa es imprescindible un control ginecológico periódico. El médico valorará la severidad de los síntomas y los posibles tratamientos.
  • 9. Evita la automedicación con hormonas u otros medicamentos.
    Es muy importante que consultes con el médico y el farmacéutico para fomentar el cumplimiento terapéutico y realizar un seguimiento farmacológico.
  • 10. Consulta con el farmacéutico la posibilidad de utilizar soluciones nutricionales.
    Muchos de los trastornos que afectan a la calidad de vida de las mujeres no requieren de una prescripción farmacológica. El empleo de soluciones nutricionales que contengan isoflavonas de soja y lúpulo puede ser un recurso de gran ayuda para combatir los efectos emocionales y físicos en esta etapa de la vida.

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Fuentes

Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.