Asma infantil

De la mano de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP), analizamos cómo afecta el asma a los niños, que síntomas suelen presentar, qué tipos y causas existen, así como su posible tratamiento.

¿Qué es el asma?

El asma es una enfermedad crónica en la que se produce una inflamación de las vías respiratorias inferiores(bronquios), provocando que éstos se estrechen y puedan llegar a obstruirse, con la consecuente dificultad para el paso del aire. Esta inflamación está causada por la exposición a ciertas sustancias o determinadas circunstancias, aunque también existe un componente genético.


¿A quién afecta?

Es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la infancia, con un aumento en la población infantil durante las últimas décadas. Afecta aproximadamente a 1 de cada 10 niños en España, y es un problema más frecuente en zonas costeras.


¿Qué puede desencadenar una crisis de asma?

Los agentes causantes o que desencadenan las crisis de asma son múltiples, y entre ellos destacan:

Causas externas:

  • Alérgenos: pólenes, polvo, ácaros, pelo de animales, etc.
  • Algunos alimentos y aditivos: como huevos, leche o frutos secos.
  • Medicamentos: como antibióticos o antiinflamatorios.
  • Exposición al humo del tabaco o el hecho de fumar.
  • Contaminación atmosférica.

Causas internas:

  • Infecciones respiratorias: resfriado, gripe.
  • Reflujo gastroesofágico.
  • Ejercicio físico: causa la compresión de las vías respiratorias, aunque no todos los tipos de ejercicio influyen por igual.
  • Emociones intensas: como reír o llorar.
  • Influencias hormonales: como la pubertad.
  • Prematuridad o el parto por cesárea. 
  • Obesidad.
  • Atopia: en pacientes con esta afección cutánea pueden producirse reacciones alérgicas con una frecuencia anormalmente elevada.

¿Cuáles son sus síntomas?

El asma es una enfermedad crónica, de larga evolución y que cursa a brotes, por lo que existen épocas sin síntomas y otras en las que aparecen síntomas que pueden desencadenar una crisis asmática. En estos casos, lo que ocurre es que las vías respiratorias presentan un estrechamiento, lo que dificulta tremendamente que el paciente pueda respirar correctamente y le provoca tos, opresión de pecho, sibilancias y dificultades para respirar.

En líneas generales, los síntomas del asma infantil pueden ser:

  • Sibilancias: silbidos o pitidos en el pecho que se producen al pasar el aire por las vías aéreas que se encuentran obstruidas.
  • Disnea: sensación de falta de aire.
  • Accesos de tos: de predominio nocturno, al levantarse, al realizar un esfuerzo…
  • Sensación de opresión torácica: principalmente, en niños mayores.

¿Qué tipos de asma infantil hay?

La clasificación más utilizada en el asma infantil tiene en cuenta la frecuencia y gravedad de los síntomas. Además es una enfermedad que puede variar a lo largo del año y de las estaciones.

Muchos niños pequeños presentan asma exclusivamente durante las infecciones virales, lo que supone el padecimiento de un asma durante el invierno, pero pueden estar asintomáticos durante la primavera o el verano. Por el contrario, en aquellos casos alérgicos al polen, los niños tendrán asma exclusivamente durante la primavera.

Aun así, la clasificación más utilizada en el asma infantil tiene en cuenta la frecuencia (episódica o persistente) y gravedad de los síntomas:

  • Asma episódica ocasional: máximo de 4-5 episodios al año y sin síntomas entre los episodios.
  • Asma episódica frecuente: entre 6-8 episodios al año y presencia de sibilancias con esfuerzos intensos.
  • Asma persistente moderada: un episodio cada 4-5 semanas y síntomas entre episodios como sibilancias con esfuerzos moderados y tos nocturna casi todas las semanas.
  • Asma persistente grave: episodios todos los meses y síntomas entre episodios muy frecuentes, sibilancias ante mínimos esfuerzos, tos más de dos noches por semana y necesidad de medicación varias veces por semana.

¿Cómo se realiza el diagnóstico?

Las pruebas para el diagnóstico del asma infantil varían en función de la edad del menor:

  • En niños menores de 6 años: el diagnóstico se establece con una completa historia clínica y adecuada exploración física, valorando signos y síntomas del asma. Es infrecuente la necesidad de realización de pruebas complementarias.
  • En niños mayores de 6 años: las exploraciones diagnósticas de función pulmonar están recomendadas y pueden incluir: espirometría, prueba broncodilatadora, pruebas alérgicas, analítica y radiografía de tórax.

¿Cómo se trata el asma infantil?

Para determinar el tratamiento más adecuado es muy importante diferenciar si estamos ante una crisis asmática o no, ya que su manejo será diferente:

  • Crisis asmática: es muy importante la administración de un tratamiento que logre una desobstrucción rápida de la vía respiratoria. Es lo que se conoce como medicación de rescate. Dentro de estos medicamentos se encuentran:

-Agonistas β2-adrenérgicos de acción corta inhalados (salbutamol) encargados de dilatar el bronquio: son los más eficaces y que actúan con mayor rapidez, por lo que son la primera opción de tratamiento. Se administran con cartucho y cámara espaciadora en domicilio, y nebulizados en los Servicios de Urgencia.
-Anticolinérgicos inhalados (bromuro de ipratropio): asociados a los anteriores, nebulizados, también ayudan a dilatar el bronquio en las primeras 48 horas desde el inicio de la crisis.
Corticoides: son fármacos antiinflamatorios que deben utilizarse en crisis moderadas o graves en combinación con los anteriores. Se administrarán vía oral o de forma intravenosa en caso de mayor gravedad o imposibilidad de utilizar la vía oral.

  • Terapia de mantenimiento: se trata del tratamiento que el paciente con crisis frecuentes debe recibir con el fin de prevenirlas. Las vías respiratorias del paciente asmático se encuentran en todo momento ligeramente inflamadas e “hiperreactivas”, pudiendo inflamarse de forma aguda ante la presencia de un alérgeno o infección viral y desarrollar una crisis asmática. La terapia de mantenimiento consiste en:

-Corticoides inhalados (budesonida, fluticasona): son el tratamiento de primera línea del asma persistente dado su potente efecto antiinflamatorio local. Reduce los síntomas del asma y el número de exacerbaciones.
-Agonistas β2-adrenérgicos de acción larga (salmeterol, formoterol): siempre en combinación con los corticoides inhalados cuando estos resultan insuficientes y solo en niños mayores de 4 años.
-Antagonistas de los receptores de leucotrienos: impiden la acción de los leucotrienos, que son moléculas que participan en los procesos de inflamación crónica favoreciendo la broncoconstricción. Se utilizan vía oral en dosis única nocturna, solos o asociados a corticoide inhalado.
-Otros como los antihistamínicos, inmunoterapia, etc. presentan menor eficacia y están indicados en situaciones más concretas.


¿Cómo utilizar los inhaladores?

Independientemente de la edad del niño o el adolescente, la vía inhalatoria es el método más adecuado para administrar la medicación antiasmática, tanto sintomática (de rescate) como antiinflamatoria (de mantenimiento).

Este sistema permite:

  • Una actuación directa de los fármacos en el pulmón.
  • Mayor cantidad de fármaco en las vías aéreas.
  • Respuesta rápida.
  • Escasos efectos secundarios.

Para su uso, debe tenerse en cuenta la edad del paciente:

  • En niños menores de 4 años: se utilizará el inhalador con cámara espaciadora y mascarilla adaptada a su edad.
  • Entre 4-6 años de edad: se valorará prescindir de la mascarilla en función de la colaboración del niño.
  • A partir de los 6 años: se utilizará el inhalador con cámara sin mascarilla. Posteriormente, según vaya creciendo el menor, se valorará la posibilidad de cambiar a inhalador de polvo seco, que requiere realizar una inspiración larga y profunda, y mantenerla durante 7-10 segundos.

En líneas generales, para el correcto manejo del inhalador es fundamental que tanto el paciente como los padres y/o cuidadores reciban una correcta formación por parte del profesional sanitario.