Piel del bebé

¿Cómo es la piel del bebé?

La piel de los recién nacidos es muy diferente a la piel de los adultos: es hasta diez veces más fina, se seca con facilidad y resulta más propensa a alergias e irritaciones. Además, pasa por muchos cambios en su apariencia y textura.


¿En qué se diferencia la piel del bebé de la de los adultos?

La piel del bebé tiene características propias:

  • La epidermis o capa externa de la piel del bebé es entre un 20% y un 30% más fina que la de un adulto. Esta delgadez en la superficie la hace más vulnerable a infecciones, irritaciones o golpes.
  • Aún no ha desarrollado del todo las defensas que le ayudan a protegerse de determinadas bacterias.
  • Su función termoreguladora no funciona al 100%.
  • Pierde y absorbe agua con mayor rapidez.
  • Presenta una mayor reactividad vascular (se enrojece o palidece más fácilmente).
  • Sus glándulas sudoríparas son más activas.
  • Presenta una menor capacidad de sintetizar melanina.
  • En general, es menos resistente y tolerante a agresiones externas.

¿Cómo evoluciona la piel de un recién nacido?

Al nacer, la inmensa mayoría de los niños están cubiertos por una capa de grasa muy fina y de color blancogrisáceo que se denomina vérnix caseosa. Este manto sebáceo está compuesto por un 80% de agua, un 10% de grasa y otro 10% de proteínas.

La vérnix se forma alrededor de la semana 20 de gestación, con el fin de aislar la delicada piel del bebé de los efectos irritantes y la humedad del líquido amniótico y de la deshidratación, evitando así que se agriete, y protegiéndola de posibles infecciones dentro del útero materno.

Una vez que el bebé ha nacido, no conviene retirar esta capa de grasa, ya que además de que pasados dos o tres días se reabsorbe sola, sin necesidad de lavarla, también ejerce diversas funciones:

  • Ayuda al bebé a mantener su temperatura corporal, ya que su piel tan delgada favorece la pérdida de calor y agua.
  • Protege al recién nacido de la deshidratación y de algunas agresiones externas.
  • Nutre la piel, impidiendo que se reseque o se descame en exceso.
  • Según recientes estudios, la vérnix caseosa contiene una alta concentración de vitamina E, un poderoso antioxidante que protege la piel del niño ante los efectos dañinos del oxígeno y de las radiaciones solares.

Además, como parte de la vérnix, también algunos bebés pueden presentar lanugo, que es un vello corporal aterciopelado, muy fino, que aparece en los fetos durante su desarrollo durante el embarazo, como una especie de capa protectora.

Normalmente se forma primero en la cabeza y hacia la semana 20 de gestación cubre todo el cuerpo del feto. Se va desprendiendo, aproximadamente en la semana 40, pero muchos bebés nacen con parte de este vello en su cuerpo, si bien pocas semanas después del parto desaparece por sí solo.

El desarrollo completo de la piel del bebé se llevará a cabo durante varios años; de hecho, hasta los 3 años de vida, su “barrera cutánea”, la encargada de defender al bebé de las agresiones medioambientales (frío, viento, sol, aire seco…), no habrá terminado de desarrollarse . Por eso, la piel del bebé, tan frágil y delicada, precisa de un cuidado especial.


¿Cuáles son las alteraciones más comunes?

La sensibilidad y la naturaleza inmadura de la piel del bebé la hacen propensa a diversas alteraciones, si bien la mayoría de ellas son benignas y no requieren tratamiento, ya que suelen desaparecer con el paso del tiempo.

  • Costra láctea: es uno de los trastornos más frecuentes y se manfiesta tras los primeros días o semanas de vida. Provoca enrojecimiento de la piel y la aparición de escamas de gran tamaño en zonas del cuero cabelludo, que pueden extenderse a las cejas, e incluso a pliegues de brazos y piernas. Pese a que las causas de esta alteración no se conocen con exactitud, la costra láctea no es grave ni dolorosa para el bebé, y suele curarse de forma espontánea en el plazo de un mes.
  • Perlas de Epstein: se trata de quistes blanquecinos y amarillentos que se forman en las encías y en el paladar de un recién nacido, normalmente una o dos semanas después del nacimiento. Si los quistes salen en la piel de la cara y tienen un color más blanquecino, se llaman milios. En cualquier caso, esta afección es asintomática, inofensiva y no precisa tratamiento. Prácticamente el 80% de los bebés suelen padecerla.
  • Angiomas planos: son manchas de color rosado y se corresponden con lesiones vasculares. Se ven en el centro de la frente, el labio superior, los párpados o la nuca. Pueden persistir durante algunos meses, pero se van por completo conforme el niño crece.
  • Acné neonatal: se denomina así porque aparece en el primer mes de vida del niño y es de similar apariencia al acné adolescente, aunque mucho menos agresivo. Se identifica por la aparición de granitos con pus o de color rojizo en las mejillas, barbilla y frente. Se resuelve espontáneamente y sin dejar cicatriz al cabo de un mes.
  • Eritema tóxico: es otra de las alteraciones benignas más habituales, que suele darse en un 50% de los bebés de entre 3 días y 2 semanas de edad. Se trata de una erupción de manchas amarillas con piel rojiza alrededor, que pueden aparecer en cualquier parte de la piel excepto en las plantas de los pies y las palmas de las manos. Su origen es desconocido, pero con el paso de las semanas desaparece.
  • Mancha mongólica o mancha de Baltz: se refiere a una o varias manchas azuladas que se localizan en la zona baja de la espalda. Suelen estar ahí desde el nacimiento. No consituyen ningún peligro para el bebé y desaparecen en torno a los dos primeros años de vida.
  • Sudamina o miliaria: es un sarpullido relacionado con la transpiración en épocas de calor o por exceso de abrigo. La manifestación de este problema son granitos rojos o blanquecinos que se dan en la zona de la piel donde son más abundantes las glándulas sudoríparas: frente, cuello, cara, parte superior del tronco y área del pañal.
  • Dermatisis del pañal: también es frecuente que los niños de entre 4 y 15 meses de edad sufran una irritación en la zona del pañal provocada por la humedad y el calor de la orina y las heces en contacto con su piel. Hay que tener cuidado para que no se sobreinfecte y mimar la zona con productos específicos que alivien la irritación, las rojeces, la sequedad y el escozor que también acompañan a este problema.

Diez consejos básicos para cuidar la piel de tu bebé

La regla de oro para un cuidado óptimo de la piel del bebé es la higiene diaria, realizada siempre con productos de cuidado específicamente formulados para su piel, hipoalergénicos y probados bajo control dermatológico y pediátrico.

  • 1. Preparación del baño.
    Previamente al momento del baño es necesario calentar tanto el agua de la bañera, que debe estar a unos 37º, como el propio cuarto de baño, para que la temperatura ambiente esté entre los 20ºC y 22ºC. Además, ayuda preparar de antemano todo lo que se vaya a necesitar: productos, toallas, esponja, etc.
  • 2. Siempre pendientes.
    Una vez que tu bebé esté en la bañera, durante los primeros meses es fundamental que lo sujetes con firmeza. A partir de los 4 ó 5 meses ya puedes empelar una hamaquita de baño. Aunque parezca obvio, no debes dejar al niño sin vigilancia en ningún momento, ni dentro de la bañera ni en el cambiador.
  • 3. Tratamientos específicos para bebés.
    Deberás utilizar jabones líquidos infantiles, hipoalergénicos y con pH neutro, que respeten el manto ácido cutáneo. También es importante que utilices una esponja suave, preferiblemente natural.
  • 4. Controla el tiempo.
    No es conveniente que tu bebé permanezca en la bañera más de cinco minutos. Además, debes lavarle el pelo tan sólo instantes antes de sacarle del agua y arroparlo, ya que los bebés pierden mucha temperatura por la cabeza.
  • 5. Sécale con delicadeza.
    Al terminar de bañar al bebé, debes secarlo dándole ligeros toquecitos, sin frotar, para no irritar su piel. Hay que prestar especial atención para que no quede humedad en los distintos pliegues de la piel.
  • 6. Hidrata.
    Una vez que esté bien seco es importante que apliques a tu bebé una leche infantil hidratante, dándole un suave masaje por todo el cuerpo.
  • 7. Limpieza en el cambio de pañal.
    Para realizar el cambio, deberás colocar a tu bebé sobre una toalla limpia. Las zona genital y del culito deberás limpiarlas con toallitas suaves específicas que no irriten la zona, un gel lavante o un jabón supergraso. La limpieza debes hacerla desde la zona más limpia a la más sucia, para no arrastrar la suciedad, y desde adelante hacia atrás para evitar infecciones.
  • 8. Previene irritaciones en zonas delicadas.
    Antes de colocar el nuevo pañal, debes asegurarte de que tu bebé tiene totalmente secos los pliegues de las nalgas y las ingles. Así mismo, aplica una buena capa de crema protectora en el culito para crear una barrera que prevenga las posibles irritaciones en esta zona, debido al contacto directo con la orina y las heces.
  • 9. Perfuma sin excesos.
    Para perfumar delicadamente al bebé, puedes utilizar unas gotas de agua de colonia sin alcohol, para vaporizar sobre su cuero cabelludo o sobre su ropa. No debes utilizar colonias para adultos, ya que el alcohol y los perfumes que contienen pueden resultar muy fuertes para la piel infantil y provocarle irritaciones.
  • 10. Cuidados también fuera de casa.
    Al salir de paseo con el bebé, es importante que protejas su piel. En otoño e invierno, cubriendo sus zonas más delicadas para protegerle tanto de resfriados como de la acción resecante del frío. Y en verano, para protegerle del sol. La aplicación de una crema facial hidratante con protección solar es imprescindible siempre, aunque haya nubes y no salga el sol.

Podcast

La experta del Departamento Científico de Consumer HealthCare de Cinfa, Maialen Elizari, nos da las claves para cuidar adecuadamente la piel de los bebés.

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¿Por qué es importante la vitamina D en los bebés?

La vitamina D es un micronutriente esencial para una correcta absorción del calcio y del fósforo. Por tanto, es clave para el correcto desarrollo de los huesos. Su deficiencia puede provocar raquitismo, una enfermedad que ablanda y debilita el esqueleto.Para su correcto crecimiento, es muy importante que los niños y bebés reciban el aporte diario recomendado de esta vitamina -400 UI de vitamina D al día hasta el primer año de vida-. Normalmente, las personas obtenemos el aporte de esta vitamina en un 90% de manera natural de la radiación solar, sin embargo, la exposición al sol no se recomienda en ningún caso a los bebés. Por este motivo, deben obtenerla de la leche. En el caso de que solo se alimenten de leche materna o beban al día menos de un litro de leche de fórmula fortificada con vitamina D -cantidad que contiene los 400 UI-, puede ser necesario darles un suplemento. Conforme el bebé crezca y puedan introducirse sólidos en su dieta, puede tomar alimentos que la contengan como salmón, yemas de huevo o alimentos fortificados.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.

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